Para el año 2000 se reportaba en un censo que el 90% de la población de México era católica, siendo el segundo país con más católicos después de Brasil. La Iglesia católica en México se encuentra organizada en 18 arquidiócesis y 65 diócesis.
La arquidiócesis que corresponde a la Ciudad de México es la Arquidiócesis Primada de México. Su historia empieza con la llegada de la Monarquía Española, que era Católica, al recién instaurado territorio mexicano; siendo la primera diócesis la de Yucatán, después se desprendería la de Ciudad de México de esa. A continuación redactamos de manera sintetizada una poca de la historia moderna de la arquitectura católica en la Ciudad de México tomando en cuenta algunos aspectos sociales y políticos que sucedieron en ese entonces para poder ubicar de mejor manera la temporalidad y los puntos históricos.
Como referencia temporal, usaremos cuatro etapas de la Iglesia Católica a partir del siglo XX o los años 90’s dentro de la Ciudad de México. Estas etapas se organizan de la siguiente manera: 1ra etapa, de los años 1930 a 1950; 2da etapa, de los años 1950 a 1960; 3ra etapa, de los años 1960 a 1975; por último la 4ta etapa, de los años 1975 a 2000. Al rededor del mundo hubo un cambio significativo en la arquitectura religiosa católica, desde que se celebrara en Roma el Concilio Vaticano Segundo, a principios de los años 60’s. Esta acción también repercutió en la forma de construir y diseñar los templos católicos en México.
La primera etapa inicia después de la Guerra Cristera que se llevara a cabo en los años de 1926 a 1929, en México. Las iglesias de ésta etapa ya se ven claramente alejadas de lo clásico, optan por diseños más rebuscados en su volumetría pero sin ornamentación, se comienza a ver cierta influencia exterior o extranjera, puesto que se usan materiales en ese entonces modernos que eran usados en Estados Unidos y algunas partes de Europa. Estos países que influyeron en ésta y otras etapas, lamentablemente se veían opacados por la guerra. Las plantas regularmente son rectangulares y están moduladas de la misma forma, se dejan de lado los diseños de cruces latinas y griegas que desde años antes ya no eran usados y se sigue con las nuevas disposiciones de plantas. Es entendido que el suelo de la Ciudad de México presenta un problema que durante ésta primera etapa no era bien conocido del todo, aunque las estructuras de algunas iglesias presentan diseños bastante innovadores y que gracias a esto los harían edificios con una buena resistencia a los terremotos, que históricamente azotan al valle de México. Ésta primera etapa también se ve enmarcada por la Revolución Mexicana que comenzaba a institucionalizarse, así como también el comienzo de un pensamiento y corrientes desligadas de la Iglesia, pero que no afectarían la construcción e importancia de nuevos espacios religiosos, tanto católicos como de otras religiones.
La segunda etapa se ve identificada por el “boom” de urbanización que vivió la ciudad a finales de los cuarentas y primordialmente en la década de los cincuentas, en este lapso de tiempo también se crea gran parte de la infraestructura que le seguiría dando vida a la actual mega urbe. Con el crecimiento urbano y el crecimiento de población nacen los llamados multifamiliares, de gran magnitud pero alejados de lo habitual, el poder vivir en un barrio o colonia popular donde hubiera o se encontrara en su centro un templo religioso. Algunos de estos multifamiliares de cierta manera, dejaban de lado estos espacios de culto, por lo que las zonas periféricas y de crecimiento era donde florecían los templos católicos. La Ciudad Universitaria inicia su construcción en 1953 y con esto el detonante de nuevas generaciones de arquitectos, que también brillarían en el campo religioso. La tipología arquitectónica no se ve muy distanciada en diseño y forma de la primera etapa, una diferencia mínima es la configuración de algunas plantas en otras formas geométricas como romboides y triángulos, se conservan varios aspectos pero se le suman algunos otros. El auge artístico en la ciudad también se ve reflejado en los nuevos templos católicos; pintores, escultores, carpinteros y personas enfocadas en los vitrales le dan un toque de identidad a ésta segunda etapa, todo lo anterior, reflejo de lo que se vivía cotidianamente en la ciudad. En este periodo los grandes arquitectos mexicanos se iban consumando, a nuestro parecer la etapa más importante de la arquitectura mexicana, dentro de lo que entra también el aspecto religioso.
La tercera etapa se ve marcada por los sucesos políticos y sociales ocurridos en los años sesenta, principalmente los movimientos estudiantiles. Los templos católicos de ésta etapa comienzan a usar nuevos materiales y disposiciones diferentes en sus plantas arquitectónicas, lo rectangular o lineal pasa a ser circular y usar diferentes planos horizontales y verticales en su volumetría. Se siguen usando las losas parabólicas y el concreto armado, pero ahora también el metal o acero al descubierto. La influencia de otros países en el las artes se ve demostrado, aun se solicitan vitrales y mobiliario, así como también piezas escultóricas, pero con cierto carácter más marcado hacia lo extranjero. Imperan los diseños con influencia brutalista y algunos templos un tanto más minimalistas.
En la cuarta y última etapa anterior al siglo XXI, los templos religiosos cambian un poco su tipología a comparación de las etapas anteriores. La disposición de las plantas responde al diseño de cada arquitecto en busca de resolver problemáticas en específico y dar soluciones espaciales eficientes a cada proyecto, el criterio de cada arquitecto también afecta la estética del edificio y cuáles serán los materiales a usar. En este tiempo, sentimos que el diseño de los templos se ve caracterizado por una arquitectura con más identidad mexicana, esto en respuesta a las generaciones de arquitectos que seguían tendencias de grandes arquitectos mexicanos que ya habían impuesto su estilo y que se veía como pura arquitectura mexicana. Dos ejemplos de lo planteado con anterioridad son 2 iglesias de los arquitectos Carlos Ríos y Carlos Mijares Bracho; la iglesia episcopal Christ Church de Mijares Bracho, con su toque personal que lo caracteriza: el uso de tabique aparente, tanto en el interior, exterior y estructura de sus edificios; por otro lado la iglesia de Los Santos De América de Ríos, que busca una estructura y forma diferentes a lo cotidiano, el uso de metal y concreto le dan capacidad para poder responder con formas más exageradas y audaces, una iglesia de verdad muy bella. La cuarta etapa hace uso de las tecnologías en desarrollo y de las ya existentes, también de la experiencia, como la obtenida después del terremoto del 85 del que es imposible no hablar si se habla de la historia de la Ciudad de México, suceso que tuvo como repercusión la caída de varios edificios no solo civiles si no también religiosos y de gran valor cultural y espiritual.
La historia religiosa y general de ésta ciudad es muy extensa, como también lo es la historia católica y la historia arquitectónica. Para comprender una ciudad de estas dimensiones y estos temas se deben considerar muchos factores, aun así habría varias constantes de cambio, consideramos que es imposible llegar a comprender a esta urbe, tan caótica, tan polifacética, tan diversa. La arquitectura y la religión históricamente han sido grandes aliados, lo que sucede con la Ciudad de México no es diferente, aunque como sucede en países Europeos y de todo el mundo la tipología que se sigue actualmente para la construcción de nuevos templos católicos es muy pobre o carente de elementos, formas, hasta de figuras que inviten a lo espiritual y a crear ese vínculo entro lo divino y lo humano.
Es responsabilidad y obligación de los arquitectos a cargo de la planeación y construcción de un templo religioso católico o de otra religión, el poder lograr que la persona o usuarios se sientan conectados realmente con lo espiritual y lo divino. En la Ciudad de México hay muchas religiones, aun así mucha gente sigue siendo católica, mientras la ciudad siga creciendo y con ésta su población, se necesitaran nuevos espacios. Por lo que tendrán que ser dignos y bien logrados, aspectos a solucionar que le tocan al arquitecto, independiente de lo agregado posteriormente.
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